Sencillamente, me parece patético e injusto que ahora, justo ahora, salga alguien a proclamar la injusticia de poder hacer lo que le venga en gana al cliente en el bar. Hasta hace bien poco, y durante toda una vida, hemos tenido que soportar pinchos aireados con la bocanada de humo del maleducado/a, el ambiente cargado a diestro y siniestro, o simple y llanamente la persona que nos está sirviendo el café o el pintxo con el pitillo en la boca o si me apuras haciendo maniobras para hacerlo todo con una misma mano (sic).
Podría poner muchos ejemplos de semejante injusticia de por qué ahora gritáis, por qué ahora os quejáis, por qué tenéis la desfachatez de acordaros ahora y no antes... Y sólo pondré el ejemplo de tantas y tantas personas que, sin ser fumadoras, pasaron más de 40 años inhalando el humo de sus clientes, sin decir ni mú, y teniendo ahora, en su época "dorada" de la jubilación, unos pulmones y un organismo afectado por horas y horas de humo incesante en las barras de bar.
No diré nada de quienes, chupete en boca y por ser hijos de esos y esas "currelas de bar", crecimos en esa nube de humo "normal", "tolerada", "de toda la vida"...
¿Alguien dijo algo? Nadie. ¿Alguna Asociación de Hostelería de vaya Vd. a saber dónde dijo algo al respecto de la salubridad de SUS trabajadores, de SUS clientes, de SU oferta gastronómica?. Nadie. Bueno, eso sin contar a nuestros gobernantes. Pero, hoy, mi mirada va del lado hostelero y del, entiendo yo, incorrecto proceder profesional, ése que ni ha sabido, ni sabe ni sabrá adaptarse a los tiempos que nos tocan vivir.
Verguenza les debiera dar que ahora, algunos de ellos (no todos, insisto), proclamen sus mayores ataques contra una ley que, más que ley, es sentido común.
Con sentido común, quizá no harían falta leyes. Pero, la historia nos ha demostrado que no entendemos de libertades sin leyes, sin normas o códigos de conducta que deben estar escritos y en un boletín oficial del país de turno.
Algunos quisieran seguir en la Edad de Piedra ... pero el tiempo les irá poniendo en su sitio.
¡Ya iba siendo hora!
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