apenas tenía dientes! Está claro que, de una u otra forma, muchas de las personas que lean esto se reconocerán. Es cierto; forma parte de nuestro desarrollo humano. Y, la verdad... casi que me arrepiento un tanto de no haber sido más permisivo en este sentido con mi hija e hijo. Creo, en parte, que esa espontaneidad, ese deseo de dibujar en cualquier parte, denota un momento importante en el desarrollo de nuestros pequeños cuerpos. Es uno de esos instantes en los que empezamos a forjar nuestra personalidad.
Ahora que soy adulto, o eso creo, veo las cosas de otra forma. Y cuando me pierdo entre exquisitos pintxos por las calles del Casco Medieval maridándolo con un rico zumo de uva (fermentada, claro está) de maceración carbónica y me topo con esas macroparedes dibujadas... realmente me hace sentir pequeño.
Tuve ocasión de compartir ese momento de descubrimiento del Itinerario Muralístico con motivo de la visita del embajador de los EEUU, Alan D. Solomont, hace unos pocos años. Una persona afable, muy normalita y enormemente cordial. Y ahí descubrí también el apoyo incondicional de su Administración en pro de estas espectaculares obras de artes urbanas.

Ahora se da un paso más con un barrio como Zaramaga que supera el medio siglo de existencia en la capital vasca. Un barrio emblemático, de currelas, de gente trabajadora, con un mestizaje que personalmente me encanta y con una historia reciente que conmovió a aquella España camisa blanca de mi esperanza que quería sacudirse la dictadura.
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Foto: Iñaki Pérez |
Arte, Cultura, Murales... SOCIEDAD que se mueve gracias al ingenio y la capacidad organizativa de un grupo de mujeres y hombres que ponen color a otroras paredes grises y recogedoras de proclamas históricas; implicando a diferentes colectivos, haciendo que cada día sea diferente y dándonos el gustazo de seguir maridando nuestros pequeños placeres por estos otros lugares de la Vitoria-Gasteiz del siglo XXI.
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