Todo ello evidencia que, si bien hay un sector de la población que lo está pasando mal, rematadamente mal, y lo que te rondaré morena, hay otro más amplio aún que sin estar para tirar cohetes tiene muy claro que, si se puede, hay que salir a tomar algo con la cuadrilla o la familia. Así de claro.
Desde luego, esta crisis nada tiene que ver con otras; al menos desde ese punto de vista. Me explico. Si la "cosa" estuviera para salir corriendo, digo yo que no veríamos las terrazas, las calles con tanta actividad como se suele ver. Y no digo nada ya de los datos del paro en nuestro país para nada comparables al resto de España.
Y como esto de la crisis entiende mucho de lo emocional, salpiquémonos de optimismo. La "cosa" que antes mencionaba, empieza a cambiar. Hasta baja el número de personas paradas. Algo que cabrea, y de qué forma, a los sindicatos como queriendo decir que... "ya, sí, baja pero... no me fío, o no me lo creo... o que naranjas de la china", que décíamos de txikis.
Llega el mes de agosto, llegan las semanas festivas de Vitoria-Gasteiz, Donostia y Bilbao así como de diferentes localidades de Euskal Herria y eso redundará en beneficio de todas y todos.
Porque, más allá de demagogias baratas y populismo, aquí vivimos todos de todos. Es decir, que también tienen derecho a vivir los bareros, los publicistas y las empresas de canapés.
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